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La ubicación, las instalaciones, la gastronomía y el servicio convierten al complejo en un destino muy preciado durante las vacaciones
Con la llegada del buen tiempo la búsqueda para encontrar las mejores localizaciones vacacionales se convierte en una auténtica cruzada. Y a veces, no hace falta ir muy lejos de casa para descubrir auténticos paraísos. Un ejemplo lo encontramos en Platja d’Aro, donde luce con luz propia el Sallés Hotel & Spa Cala del Pi, un complejo hotelero edificado en una antigua masía que ofrece unas deliciosas vistas al mar Mediterráneo. De hecho, el establecimiento tiene acceso directo a la cala que le da nombre, así como al popular Camino de Ronda, un itinerario bucólico y cargado de detalles que sigue todo el litoral gerundense.
El hotel, de cinco estrellas y ubicado en el corazón de la Costa Brava, está acompañado de un contexto que sólo incrementa su singularidad. En este sentido, y también para dar significado a su nombre, la estructura está rodeada de pinos, uno de los árboles emblemáticos del territorio, y brinda un gran abanico de servicios: desde una piscina al aire libre de grandes dimensiones y encarada al mar, hasta una zona de chill-out o una sala de fitness para todos aquellos que deseen combinar el descanso con las rutinas del ejercicio físico.
Un descanso genuino
Ahora bien, uno de los grandes sinónimos del sector hotelero es el descanso. Así pues, alojarse en el Hotel Cala del Pi supone una relajación singular, con una brisa marítima que acompaña como una sábana, pero también como una melodía que abraza a los clientes durante su estancia. Y todo ello con el mar como jardín y con un equipo de profesionales atento que trabaja incansablemente y con calidad para que las jornadas de los clientes se conviertan en una experiencia inolvidable, ya sea en una suite o en una habitación más sencilla.
Experiencias diversas
Pero para que un proyecto resulte exitoso, hacen falta buenos compañeros de viaje y propuestas a la altura. Desde el Hotel & Spa Cala del Pi lo saben bien, y por eso ofrecen unos paquetes de experiencias diversos y aptos para diferentes gustos y aficiones. Existen, por ejemplo, las experiencias con el sello distintivo del Empordà, unas iniciativas relacionadas con la viticultura, las rutas en barco o los recorridos ciclistas. Y quien quiera un ambiente más íntimo, también podrá optar por un pack exclusivo que contendrá, entre otros elementos, una botella de cava y trufas de chocolate en la habitación o el uso gratuito del completo Spa del complejo. Y esto no acaba aquí, porque por otro lado existen las propuestas ligadas con el Wellness, que incluyen desde yoga con vistas al mar, auténticos masajes de autor (Arrels) o un billete exclusivo para disfrutar de los grandes puntos fuertes del Spa, como son los asientos acuáticos, los saltos de agua, el Hammam con cromoterapia o la sauna finlandesa, entre otros.
La cocina, otro tesoro
También hay joyas ocultas en el interior del hotel. Una de ellas se encuentra en el restaurante Aurum, donde el chef ampurdanés Enric Herce ofrece un creativo viaje gastronómico con el Empordà como sello distintivo. Su cocina, de contrastes, combina el mar y la montaña, y se basa en productos autóctonos para dar como resultado un espléndido binomio entre la tradición y la modernidad gastronómica.
