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Cada vez existen más tratamientos, muchos de los cuales no invasivos, para combatir las imperfecciones de la piel
Desde siempre, las arrugas de la piel se han convertido en una de las grandes enemigas estéticas de hombres y mujeres. Ahora bien, lo que es un tópico muy instaurado en nuestra sociedad, es decir, que son fruto del envejecimiento, se tiene que poner en entredicho, dado que existen otros factores relevantes que justifican su aparición. Un ejemplo claro son las arrugas que florecen a través del movimiento de los músculos faciales, unas imperfecciones que en centros especializados como la clínica Dra Rigo, por ejemplo, se tratan con resultados satisfactorios.
A grandes rasgos, se podría definir una arruga como el pliegue de la piel que se forma como resultado de la acción de los músculos a causa de los gestos que se realizan de forma cotidiana, o sea, a diario. Inevitablemente, a medida que los cuerpos se hacen mayores dichos pliegos se hacen más evidentes. Esto se explica por los profundos cambios que tienen las capas de la piel durante este proceso: la capa más externa, la epidermis, se vuelve más fina; la dermis reduce la fabricación de fibras colágenas y elásticas, que son indispensables para mantener la firmeza dérmica, y en la hipodermis, que es la capa más profunda, se va perdiendo el tejido graso, que es el principal cimiento de la piel.
Lo que antes era una evolución sin solución, actualmente se ha envuelto de optimismo gracias a los tratamientos para las arrugas de expresión, cada vez más precisos. Y no todos pasan por la cirugía, dado que también existen diversas técnicas médicas no invasivas que tienen como objetivo mejorar el aspecto de la piel. Su objetivo es plural: desde modificar la naturaleza del colágeno envejecido hasta estirar la piel, rellenar las depresiones de la piel o paralizar los músculos que provocan las arrugas.
Algunos tratamientos
Las inyecciones antiarrugas son uno de los tratamientos más habituales para las líneas de expresión, teniendo en cuenta que relajan los músculos que causan, precisamente, la compresión de la piel. Dicha técnica se realiza, sobre todo, en los músculos del entrecejo y de alrededor de los ojos, y tienen una duración de entre 3 y 4 meses.
Por otro lado, y para combatir la pérdida de volumen facial, adquieren protagonismo los rellenos dérmicos, que añaden volumen a la zona donde se ha perdido volumen debido a la formación de expresiones, la gravedad, el sueño o, también, el simple paso del tiempo. En este caso, dicha técnica genera un efecto de hasta 4 a 24 meses.
Y si de lo que se trata es de solucionar las arrugas estáticas, los centros especializados también ofrecen soluciones convincentes. Una de las técnicas más recurrentes es el tratamiento con ácido hialurónico, una sustancia presente en nuestro cuerpo pero que se va perdiendo con el envejecimiento que tiene una misión concisa: retener el agua y, por lo tanto, hidratar la piel y darle volumen. Más allá del ácido hialurónico existen otras opciones, como el tratamiento con Radiesse, un relleno compuesto por micropartículas exclusivas y patentadas suspendidas en un gel acuoso, la hidroxiapatita cálcica, y el Ellanse, un relleno dérmico innovador constituido por ácido hialurónico y colágeno.
